ILUSTRES DESCONOCIDOS DEL PAÍS
VALLENATO. (3)
El Palo de Brasil. La mejor Leña del Mundo. El País Vallenato, siempre expoliado.
Por:
José Rafael Araujo Nigrinis.
No es de ahora que siempre termina nuestro país y sobre todo nuestra región perjudicada por el “arranque” de nuestros recursos agropecuarios y energéticos.
En el caso de los no renovables, gravísimo que la voracidad de otros Estados en mejor situación y con poder dominante, con nuestra tropical complicidad, se lleven nuestros recursos prácticamente a cambio de nada y que el vacío no sea llenado por infraestructura y proyectos productivos. Pero peor aún, que seamos nosotros mismos, perjudicados en las relaciones de comercio, quienes no renovemos nuestros recursos por la desidia e ignorancia. El Palo de Brasil es un ejemplo bien diciente de cómo hemos manejado en nuestra región el pasado, presente y futuro. Da grima ver que la leña de Brasil ha desaparecido prácticamente del País Vallenato, atreviéndome a asegurar que si no lo hay aquí tampoco está en el resto de Colombia. Y el hecho no solo es que esta excelente leña se haya esfumado, sino que el uso de la energía se ha trasladado a otros árboles que siendo igual de frágiles desde el punto de vista de su cultivo, tienen mucho menos poder calórico que provoca mayor gasto de la flora.
Casi desde el mismo día que los expedicionarios ibéricos tocaron tierra firma en la Región Caribe, hemos estado deforestando la tierra para beneficios de todos menos para los nativos. Y horror, por culpa nuestra. Por culpa nuestra, porque se desforesta cuando no se reponen los árboles. Si cumplimos el ciclo no ha pasado nada. Y este Palo de Brasil es de tanta nobleza que a pesar de 500 años de estar siendo mal tratado y matado, se resiste a pasar a la categoría de la naturaleza extinta, aunque poco le falta.
Ya desde la época de la conquista se exportaba el Palo de Brasil, no habían pasado 10 años del primer viaje de Colón cuando nuestra leña tintorera ayudaba como recurso energético e industrial a las Antillas y sobretodo a Europa.
En efecto, en 1501, luego de que Rodrigo de Bastidas recorriera toda la costa caribe nuestra, “regreso a la Española cargado de oro, perlas, palo Brasil e indios esclavos, a reparar los barcos que se encontraban en malas condiciones después de sortear un temporal” (Vélez Ocampo, Antonio. Descubrimiento de América). A propósito, pobre Bastidas, bien mal que lo trataron sus mismo paisanos por ser el de gran nobleza y cristianos sentimientos.
Y esta fue mercancía recogida en Santa Marta porque para esa época las huestes de Bastidas no se habían adentrado al continente, eran “solo playa” y afortunadamente para ellos de esa materia había en abundancia sobre esa costa. Yo me imagino de Santa Marta hasta Ciénaga y bordeando la Sierra hasta Guachaca. Tan cierto debió ser que para el siglo 18 el padre Antonio Julián al comentar sobre el Palo de Brasil expuso “Pensarán algunos que este palo se llama del Brasil porque solo se halla en el Brasil, y de allí viene a Europa. No es así, no hay mas razón para ello que el haberse descubierto primero en el Brasil que en otra parte de la América, porque Américo
Vespucio descubrió aquella costa del Brasil antes que Cristóbal Colombo la Tierra Firme y provincia de Santa Marta. Por lo demás, como se llama del Brasil, podía llamarse palo de Santo Marta, por hallarse con abundancia en esta provincia. Hallase junto a la misma ciudad capital de Santa Marta hallase en las inmediaciones del río de el hacha”
Pero yo voy más allá, digo que debió conocerse como Palo del Valle, antes, y en el siglo 20 y 21 como Palo Vallenato porque bastante que hubo. Fueron 4 siglos de exportación desde Valledupar y todo el país vallenato para la industria como tinte y leña primero y luego como elemento energético para las máquinas de vapor. Ya en época tardía suplimos necesidades de los Estados Unidos para su creciente industria.
Y digo que Palo del Valle o Palo Vallenato porque el mismo Antonio Julián (Siglo 18) describe la situación y negocio en nuestra región: “En los contornos de la ciudad del valle de Upar, ó de los Reyes, abunda este palo en tanta copia, que cuando hay fiestas de toros en la ciudad, se cerca toda la plaza de él, porque es el que mas á mano se halla para levantar las barreras. Y siendo así que hay tanta abundancia de este apreciable leño, tan fácil el transporte, y tan vecinos los puertos, ¿quién creyera que la nación que menos percibe su beneficio es la española? La menor parte llegará á España por manos de los mismos nacionales. ¿Pues quién lo disfruta y se lo lleva? Alieni comederunt robur ejus. Los extranjeros. Las balandras, bergantines y paquebotes forasteros, como yo he visto, lo esperan dentro ó fuera de los puertos, ó en Santa Marta, ó en el río de la Hacha, ó en Punta Canoa, ó junto al cabo de la Vela, y lo pasan á sus colonias respectivas.”
Y para Valledupar era fácil el negocio de la leña hacia Riohacha, porque habiendo buen palo, muchos caballos y el camino llano en geografía y en seguridad, lo que no podía predicarse vía territorio chimila, el comercio con el puerto de la desembocadura del hoy río Ranchería y del Cabo de la Vela desde donde salían además perlas y dividivi, el negocio de los cueros y el Palo de Brasil representaba una actividad comercial apenas pintada para los que no eran propietarios de tierras y ganados.
Todavía en el siglo 19 estaba Valledupar posicionada como la mayor proveedora de leña de Brasil. Cita Vladimir Daza Villa que Riohacha “es importante por su comercio exterior, e interior con el Valle-Dupar” del cual se traía palo de Brasil, maderas y se llevaba toda clase de artículos que entraba por el puerto de Riohacha”. La exportación se calculaba en seis mil toneladas de Palo de Brasil a mediados de ese siglo y en contrapartida entraban perfumes, aceite de almendras, instrumentos musicales y licores.
Hasta más o menos 1920 estuvo saliendo Palo de Brasil de nuestro territorio, luego nos quedamos gastándolo aquí y hoy si no recuperamos bosques de esta leña nos vamos a quedar completamente deforestados puesto que aún se sigue utilizando la cocina de leña y carbón en muchas zonas rurales que se encuentran lejos de las cabeceras municipales.
Para rematar, en prueba de que no aprendemos de nuestros errores y del pasado hay que escribir al pie de la letra esta queja de Antonio Julián que invita 300 años después a la reflexión: “De esta ciudad del rio de la Hacha, hasta el valle de Upar, ó ciudad de los Reyes, corre un gran trecho de
tierra donde se levantan montes de este leño, y del valle de Upar hacia la Nueva Valencia, sigue el camino real por entre montes de árboles del Brasil. Y porque, como todos saben, es el Brasil (que así los tintoreros absolutamente llaman el leño) un renglón considerable de comercio, por lo que
sirve para los tintes, quiero mas indubitablemente explayarme en el asunto, y mostrar para utilidad del comercio español , como con el dedo, los sitios en que se halla, comodísimos para el transporte el modo fácil de conducirlo a los puertos, el descuido o inacción de los comerciantes españoles en no procurarlo para su propio interés, y de la nación, y la descarada solicitud de los
extranjeros para llevárselo á Curazao, y á la Jamaica, á Holanda, é Inglaterra, y á otros puertos del norte”.
El señor Efraín Quintero Araujo (¡Qué falta le hace al Valle!!), siempre tuvo su preocupación por el Palo de Brasil y en su finca Palermo en Valledupar hizo un bosquecito de él para que los que vinieran después tuvieran oportunidad de conocerlo.
Bibliografía:
Vélez Ocampo, Antonio, Descubrimiento de América.
Daza Villa, Vladimir, La Ciudad Portuaria de Santa Marta, Revista
Credencial, Historia, Edición 223, julio de 2008.
Julián, Antonio, 1722-1790, La perla de
América, provincia de Santa Marta: reconocida, observada y expuesta en
discursos históricos. Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango.
VALLENATO. (3)
El Palo de Brasil. La mejor Leña del Mundo. El País Vallenato, siempre expoliado.
Por:
José Rafael Araujo Nigrinis.
No es de ahora que siempre termina nuestro país y sobre todo nuestra región perjudicada por el “arranque” de nuestros recursos agropecuarios y energéticos.
En el caso de los no renovables, gravísimo que la voracidad de otros Estados en mejor situación y con poder dominante, con nuestra tropical complicidad, se lleven nuestros recursos prácticamente a cambio de nada y que el vacío no sea llenado por infraestructura y proyectos productivos. Pero peor aún, que seamos nosotros mismos, perjudicados en las relaciones de comercio, quienes no renovemos nuestros recursos por la desidia e ignorancia. El Palo de Brasil es un ejemplo bien diciente de cómo hemos manejado en nuestra región el pasado, presente y futuro. Da grima ver que la leña de Brasil ha desaparecido prácticamente del País Vallenato, atreviéndome a asegurar que si no lo hay aquí tampoco está en el resto de Colombia. Y el hecho no solo es que esta excelente leña se haya esfumado, sino que el uso de la energía se ha trasladado a otros árboles que siendo igual de frágiles desde el punto de vista de su cultivo, tienen mucho menos poder calórico que provoca mayor gasto de la flora.
Casi desde el mismo día que los expedicionarios ibéricos tocaron tierra firma en la Región Caribe, hemos estado deforestando la tierra para beneficios de todos menos para los nativos. Y horror, por culpa nuestra. Por culpa nuestra, porque se desforesta cuando no se reponen los árboles. Si cumplimos el ciclo no ha pasado nada. Y este Palo de Brasil es de tanta nobleza que a pesar de 500 años de estar siendo mal tratado y matado, se resiste a pasar a la categoría de la naturaleza extinta, aunque poco le falta.
Ya desde la época de la conquista se exportaba el Palo de Brasil, no habían pasado 10 años del primer viaje de Colón cuando nuestra leña tintorera ayudaba como recurso energético e industrial a las Antillas y sobretodo a Europa.
En efecto, en 1501, luego de que Rodrigo de Bastidas recorriera toda la costa caribe nuestra, “regreso a la Española cargado de oro, perlas, palo Brasil e indios esclavos, a reparar los barcos que se encontraban en malas condiciones después de sortear un temporal” (Vélez Ocampo, Antonio. Descubrimiento de América). A propósito, pobre Bastidas, bien mal que lo trataron sus mismo paisanos por ser el de gran nobleza y cristianos sentimientos.
Y esta fue mercancía recogida en Santa Marta porque para esa época las huestes de Bastidas no se habían adentrado al continente, eran “solo playa” y afortunadamente para ellos de esa materia había en abundancia sobre esa costa. Yo me imagino de Santa Marta hasta Ciénaga y bordeando la Sierra hasta Guachaca. Tan cierto debió ser que para el siglo 18 el padre Antonio Julián al comentar sobre el Palo de Brasil expuso “Pensarán algunos que este palo se llama del Brasil porque solo se halla en el Brasil, y de allí viene a Europa. No es así, no hay mas razón para ello que el haberse descubierto primero en el Brasil que en otra parte de la América, porque Américo
Vespucio descubrió aquella costa del Brasil antes que Cristóbal Colombo la Tierra Firme y provincia de Santa Marta. Por lo demás, como se llama del Brasil, podía llamarse palo de Santo Marta, por hallarse con abundancia en esta provincia. Hallase junto a la misma ciudad capital de Santa Marta hallase en las inmediaciones del río de el hacha”
Pero yo voy más allá, digo que debió conocerse como Palo del Valle, antes, y en el siglo 20 y 21 como Palo Vallenato porque bastante que hubo. Fueron 4 siglos de exportación desde Valledupar y todo el país vallenato para la industria como tinte y leña primero y luego como elemento energético para las máquinas de vapor. Ya en época tardía suplimos necesidades de los Estados Unidos para su creciente industria.
Y digo que Palo del Valle o Palo Vallenato porque el mismo Antonio Julián (Siglo 18) describe la situación y negocio en nuestra región: “En los contornos de la ciudad del valle de Upar, ó de los Reyes, abunda este palo en tanta copia, que cuando hay fiestas de toros en la ciudad, se cerca toda la plaza de él, porque es el que mas á mano se halla para levantar las barreras. Y siendo así que hay tanta abundancia de este apreciable leño, tan fácil el transporte, y tan vecinos los puertos, ¿quién creyera que la nación que menos percibe su beneficio es la española? La menor parte llegará á España por manos de los mismos nacionales. ¿Pues quién lo disfruta y se lo lleva? Alieni comederunt robur ejus. Los extranjeros. Las balandras, bergantines y paquebotes forasteros, como yo he visto, lo esperan dentro ó fuera de los puertos, ó en Santa Marta, ó en el río de la Hacha, ó en Punta Canoa, ó junto al cabo de la Vela, y lo pasan á sus colonias respectivas.”
Y para Valledupar era fácil el negocio de la leña hacia Riohacha, porque habiendo buen palo, muchos caballos y el camino llano en geografía y en seguridad, lo que no podía predicarse vía territorio chimila, el comercio con el puerto de la desembocadura del hoy río Ranchería y del Cabo de la Vela desde donde salían además perlas y dividivi, el negocio de los cueros y el Palo de Brasil representaba una actividad comercial apenas pintada para los que no eran propietarios de tierras y ganados.
Todavía en el siglo 19 estaba Valledupar posicionada como la mayor proveedora de leña de Brasil. Cita Vladimir Daza Villa que Riohacha “es importante por su comercio exterior, e interior con el Valle-Dupar” del cual se traía palo de Brasil, maderas y se llevaba toda clase de artículos que entraba por el puerto de Riohacha”. La exportación se calculaba en seis mil toneladas de Palo de Brasil a mediados de ese siglo y en contrapartida entraban perfumes, aceite de almendras, instrumentos musicales y licores.
Hasta más o menos 1920 estuvo saliendo Palo de Brasil de nuestro territorio, luego nos quedamos gastándolo aquí y hoy si no recuperamos bosques de esta leña nos vamos a quedar completamente deforestados puesto que aún se sigue utilizando la cocina de leña y carbón en muchas zonas rurales que se encuentran lejos de las cabeceras municipales.
Para rematar, en prueba de que no aprendemos de nuestros errores y del pasado hay que escribir al pie de la letra esta queja de Antonio Julián que invita 300 años después a la reflexión: “De esta ciudad del rio de la Hacha, hasta el valle de Upar, ó ciudad de los Reyes, corre un gran trecho de
tierra donde se levantan montes de este leño, y del valle de Upar hacia la Nueva Valencia, sigue el camino real por entre montes de árboles del Brasil. Y porque, como todos saben, es el Brasil (que así los tintoreros absolutamente llaman el leño) un renglón considerable de comercio, por lo que
sirve para los tintes, quiero mas indubitablemente explayarme en el asunto, y mostrar para utilidad del comercio español , como con el dedo, los sitios en que se halla, comodísimos para el transporte el modo fácil de conducirlo a los puertos, el descuido o inacción de los comerciantes españoles en no procurarlo para su propio interés, y de la nación, y la descarada solicitud de los
extranjeros para llevárselo á Curazao, y á la Jamaica, á Holanda, é Inglaterra, y á otros puertos del norte”.
El señor Efraín Quintero Araujo (¡Qué falta le hace al Valle!!), siempre tuvo su preocupación por el Palo de Brasil y en su finca Palermo en Valledupar hizo un bosquecito de él para que los que vinieran después tuvieran oportunidad de conocerlo.
Bibliografía:
Vélez Ocampo, Antonio, Descubrimiento de América.
Daza Villa, Vladimir, La Ciudad Portuaria de Santa Marta, Revista
Credencial, Historia, Edición 223, julio de 2008.
Julián, Antonio, 1722-1790, La perla de
América, provincia de Santa Marta: reconocida, observada y expuesta en
discursos históricos. Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango.
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