ILUSTRES DESCONOCIDOS DEL PAIS VALLENATO (5) PABLO EMILIO FONSECA HENRÍQUEZ.
Por: José Rafael Araujo Nigrinis.
Fotografía de Pablo Emilio Fonseca Heríquez (Cortesía de su hijo Pablo Emilio Fonseca Deluque)
Mientras estoy cuidando a mi papá reviso su pequeña gran biblioteca y me encuentro con un librito, “Mis Escritos”, que me llamó la atención. Le pregunto que cómo llego a sus manos esta obra y me dice que no recuerda. Abro en cualquiera de sus páginas y leo:
“QUIERO
Quiero para mi sed tus labios bellos
Quiero para mi vida tu ternura
Para mi corazón tu amor y sus destellos
Y para mi triste reposo tu dulzura
Quiero para mi ocaso tus pasiones
La fragancia divina de tu ser
Quiero para mi tristeza tus canciones
Y para mi negra soledad tu querer
Quiero para mis penas tu consuelo
Para mi angustia tu cariño santo
Dale a este ser que te ama tanto
Un jirón de tu amor para su cielo”
Busco en internet y descubro un vídeo en el que aparece como cuentero principal de narraciones costumbristas de Riohacha, definitivamente entretenido y diciente sobre la picaresca y el costumbrismo de la región, típico del País Vallenato.
De la lectura del “librito”, veo que se trata de una compilación póstuma auspiciada por su esposa e hijos, la familia Fonseca Deluque en conmemoración de su primer cabo de año.
Nació Pablo Emilio Fonseca Henríquez, en Uribia en 1944 y falleció en la noble Riohacha en el año 2000. Es autor de “Guajirismos”, publicado en 1992 por la Gobernación y Universidad de La Guajira y de “Anecdotario Guajiro” (Centro de Editores, Barranquilla, 1998) que fue trabajado a cuatro manos con su primo César Henríquez López (también fallecido), quien en vídeo conocido narra las peripecias en la construcción de las anécdotas. Cuenta César que se enviaban los escritos y se los corregían o complementaban mutuamente, reconociendo la primacía de la pluma de Pablo Emilio.
La Corporación Sociocultural EMCULTUR ha creado en reconocimiento al talento narrativo del SAZO, la Escuela de Formación Artística y Narración Oral “Pablo Emilio Fonseca Henríquez” que imparte talleres destinado a multiplicar las tradiciones, el cuento y la histriónica.
Tiene razón García Márquez cuando al hacer referencia a la bella construcción literaria en el País Vallenato cuando menciona a como “cruje el maderamen en el agua” de la Piragua de José Barros. Es que en nosotros brota. Escribe Pablo Emilio en Yo …. y el Mar: “Voy a dar un paseo en esta tarde bajo el tibio sol de octubre y dentro del marco del panorama guajiro, que tiene esa mágica realidad del mar Caribe, infinitamente más bello que esas sensaciones de ternura que desprenden las cosas íntimamente asombrosas”.
Pero además de la buena pluma se filtra por la malla más tupida la nobleza que brota en la gente de bien, no solo son los escritos, no solo la narrativa oral, devienen del “librito” esencias y aromas del hombre íntegro que identifica a nuestro raizal, a nosotros los criollos. Y de esto tiene plena conciencia cuando escribe en “Tengo las manos callosas de tanto aferrarme al vacío" una sentencia sobre su “ESTAMIENTO”, sobre su “YO SOY” afirmando sin ambages: “Si la gran mayoría de la gente no es fiel a una sola causa yo sí lo he sido. Porque cuando soy … Soy. Pese a todo. De veras lo doy todo”.
QUÉ BUENO, SAZO.
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